El Teatro, cajón de sastre…
… en el que parece que todo tiene cabida.
Sin el menor respeto y, lo que es peor, sin el más mínimo pudor, hoy cualquier cosa se arroga el noble título de Teatro, con el incomprensible beneplácito del propio Teatro que parece ignorar el irreparable daño que se le está infringiendo y que, incluso, en ocasiones parece colaborar –suicida- en su propia destrucción.
Fundación de KARPAS TEATRO MIMO DE MADRID.
Estreno de «La Feria» en el Real Coliseo Carlos III de El Escorial, después de recibir la Medalla de Oro en Mantua, en la especialidad de Teatro Mimo.
“Hacer teatro”, en nuestro lenguaje coloquial y diario, lo entendemos como el hecho de fingir y llamamos representar a aparentar lo que no es, simular, falsear. Esto tiene una clara connotación negativa, censurable, en cuanto a su voluntad de engaño en beneficio propio o de espurios intereses.
“Hacer Teatro” en el sitio adecuado y con el noble fin de elevar a arte y oficio esa facultad humana de la interpretación, alcanzando las cotas que superan lo coloquial y diario hasta fraguar en una manifestación artística superior… es otra cosa muy distinta.
Puede decirse que ambas formas existen desde que existe el hombre y que mientras la primera sigue inamovible –en mayor o menor medida según la permisividad de hipocresía de cada momento histórico- anclada en su forma y propósito, la segunda ha ido destilando lentamente, siguiendo su natural sensibilidad y a base de talento y genialidad, su propia y única esencia. Es entonces -hace ya dos siglos- cundo merece el privilegio de que su nombre se escriba con mayúscula. Teatro.
Da la impresión que desde hace algún tiempo han aparecido gentes, grupos, que se empeñan en arrebatarle ese privilegio arrastrando el Hecho Teatral a niveles mínimos.
Entiendo que hay razones coyunturales, tanto económicas como, políticas, infraestructurales, etc. que lo justifican. Lo que desde ningún punto de vista tiene justificación alguna es que se intente disfrazar de modernidad o innovación progresista. Hay que ser valientes y admitir que es crisis, acoso institucional y necesidad de agudizar el ingenio para subsistir. También hay que ser valientes para reconocer que ese ingenio hoy brilla por su ausencia. Estamos relegando el Hecho Teatral a los agujeros y dudo mucho que el Teatro tenga en los agujeros el oxigeno necesario para seguir respirando.
El daño puede ser irreparable. La última generación no sabe lo que es el Teatro. El propio Teatro les está engañando. Ellos, el día de mañana y si no se pone remedio, no escribirán nunca esa palabra con mayúsculas… ¡Teatro!
-Me he tomado unos días de descanso, Juana.
-Entonces te perdono que me hayas tenido tan olvidada.
-Sabes que no es eso.
-Habrás estado escribiendo.
-Tampoco.
-Pues mira, eso es ya más grave.
-Hace bastante tiempo que no escribo.
-Por eso mismo lo digo.
-Tengo la cabeza tan llena de cosas…
-Lo que sucede es todo lo contrario. Has terminado con el estreno de «Bodas» y te encuentras vacío, es el Síndrome pos parto. «LA FERIA» Gira por la Red de Teatros
¡Qué bien me conoce esta viaja amiga! No obstante, protesto.
-¿Cuándo me has visto tú depresivo, Juana? No; mas bien es todo lo contrario. Solo llevamos cuatro representaciones y el público me está dando la razón, como en tantas ocasiones ¡Se emocionan! Algunos me abrazan, Juana; espectadores que no conozco y que me dan las gracias…
-¿Se te va a subir a la cabeza, ahora?
-Por supuesto que no. La emoción es un estado pasajero… Pero cada vez me es más difícil ver las cosas desde mi butaca de claque con la distancia que esa posición obliga.
-Puede que desde tu butaca de claque pueda hacerse algo más que observar… y cabrearse.
-Estoy seguro de ello y no haciéndolo me siento mal.
-¡Y cabreado! –insiste Juana.
-¡Sí, cabreado! ¿Tú crees que dependiendo de una Sala abierta –de la que comemos algunos- puedo permitirme el lujo de enfrentarme por las bravas a las corrientes imperantes?
-Pienso que no pararás hasta que no lo hagas. Por muchos éxitos que tengas nunca te sentirás satisfecho. El aplauso de tu público, sus elogios, las felicitaciones, su emoción no son suficientes. Tu público es una parte muy pequeña del público…
¡Qué sabia la vejez! Algo de lo que también intentan pasar las corrientes progresistas, depredadoras de todo tiempo pasado.
-No es una dolencia que sufra solo el Teatro, querido -sentencia con convicción Juana- Hoy ha quedado totalmente obsoleto el refrán de “El buen paño en el arca se vende” Hoy en el arca el paño se pudre por bueno que sea y una mierda se vende como rosquillas, con tal de que le pongas un lazo y la saques en la tele.
-Y eso se sabe y se acepta con toda naturalidad ¡Eso es lo que me indigna!
-Y a mucha gente como tú… que también se calla.
-¿Qué quieres decir?
-Que no os conforméis con lamentaros ¡Coño!
-¡Es fácil decirlo!
-¿Y desde cuando tú te has conformado con lo fácil?
He recibido en mi correo una invitación para adherirme a un movimiento teatral. Considero que su ideología consiste en destruir todo lo que el Teatro ha sido hasta ahora. Puedo extraer esta conclusión a partir de uno solo de sus destructivos enunciados
“No se debe atribuir al teatro falsos prestigios. Hay que hablar de la escena sin respeto”
Y yo me pregunto ¿Puede valorarse lo que no se respeta? Y en consecuencia ¿Puede amarse lo que no se valora?. Mi indignación ha ido creciendo a medida que seguía leyendo
“Hay que pasar por encima de la crítica especializada”
¿No es suficiente con que cualquiera, sin necesidad de credencial alguna, pueda escribir y opinar públicamente a través de Internet?
“Debemos desterrar la mirada académica predominante”
¿Académica se refiere a correcta, culta, sabia, ilustrada? ¿Debemos entonces acudir a las incultas y desordenadas? ¡No, no! Que nadie se alarme. No he hecho mas que buscar antónimos de «académico» como adjetivo.
-La juventud siempre ha acariciado el sueño de ser libertaria –responde Juana serenamente a mi arrebato-Destruir a veces lo confunden con renovar.
-Cuando en realidad es arruinar –la atajo con premura- desolar, devastar.
-No siempre, cariño. Sin los jóvenes el mundo no avanzaría. Tú también fuiste así cuando te tocó. Te echaste, entusiasmado, en brazos de algo novedoso por aquél entonces y que también tenía sus detractores. ¿Cuántas veces tuviste que escuchar que eso del mimo no era teatro?
El Mimo no era ningún invento, Juana. Solo era una novedad en aquella España cerrada ¡Dos mil años de historia, desde la antigua Roma! Descubrir a Marcel Marceau a través de Ítalo Ricardi abrió un nuevo capítulo de mi vida. Me apasionó el descubrimiento de que también se podía contar historias con la expresión gestual y corporal, transmitiendo sus emociones y sentimientos ¡Sin palabras!… con el cuerpo, con las manos. Era algo mágico… Porque las palabras estaban debajo, como en el Ballet, como en la Música. Creamos el Teatro-Mimo
de Madrid, que ya llevaba delante la palabra Karpas. Julio Pascual, cofundador
Carcedo/Pascual de Karpas Teatro Mimo de Madrid
-Perdona, no me cuentes tu vida –me ataja Juana- de sobra la conozco. También hiciste Café Teatro.
-¡Desde luego! Pionero en Lady Pepa. Algo también con arraigada tradición en los cafés teatro parisinos. Tú conoces mi vida, pero no nuestros «invisibles» invitados.
-Invisibles, querido, pero puede que no mudos. ¿Tú crees que les interesa tu vida o que preferirían opinar? Ya que están…
-¿Opinar? ¿Te refieres a que intervengan…
-Si, claro; si es que eso puede hacerse. Podrías, incluso, convocar un… ¿Como has dicho, movimiento?… Pues sí un movimiento en defensa de ese Teatro que tú escribes con mayúsculas. ¿Sería un disparate una Asociación de Espectadores que estuvieran de acuerdo con el eslogan de tu sala? «Por los valores tradicionales de la escena».
-Creí que a tu edad ya no se soñaba.
-¡Mientras se vive, hijo! La vida es sueño y los sueños, sueños son ¿No dijo eso el poeta?
Juana nunca deja de sorprenderme. Tendré que ponerme al día en el manejo de este medio.
Es posible que a alguno de vosotros os interese las cosas que puedo contaros de mi andadura profesional y conocer de ese modo el pasado inmediato del Teatro en este país (a ese efecto os dejo algunas fotografías de mi época de Mimo). También puede atraeros el hecho de introduciros en mi Sala y asistir a lo que se cuece entre bastidores (Por cierto, bastidores como siempre se ha dicho. No bambalinas como no se quién ha puesto de moda) en cuanto a proyectos, ensayos, actores, etc… pero quizá sea más atrayente que todo eso lo que Juana insinúa.
Prometo concretar en la próxima entrega de esta mirada desde mi butaca de claque, dos proyectos que ya rondaban en mi cabeza desde hace tiempo y que han comenzado a tomar forma en este encuentro, estimulados sin duda por la fuerza vital de mi vieja e imprescindible amiga.
«Memoria de la historia reciente de nuestro Teatro»
Ciclo presencial en la Sala, con la asistencia de sus protagonistas, a los que se les rendirá homenaje y nos harán partícipes de sus vivencias y recuerdos.
«Por los valores tradicionales de la escena»
Club virtual de espectadores en defensa del Teatro puro, y que podrán manifestarse libremente en estas conversaciones.
–Perfecto, querido ¡Catorce años en esa Sala! Ya iba siendo hora de que hicieras algo más que autocomplacerte con tus propios montajes. Eso sí, tendrás que explicar muy clarito que es para ti el Teatro Puro.
-Lo haré, desde luego.
Aquí os dejo entonces la propuesta. Si no cuajara siempre puedo decir que fue cosa de Juana. Ya me diréis qué os parece.
KARPAS TEATRO
Por los valores tradicionales de la escena